Nació en Italia el 23 de abril de 1725. Perdió a su padre cuando tenía tan sólo 12 años, sumiéndose él y su familia en la más absoluta pobreza y abandono.

Años más tarde, intentó ingresar a la orden de los capuchinos, pero su precaria salud se lo impidió; pero, fue aceptado como hermano lego en los redemptoristas sirviendo a su orden como sacristán, jardinero, portero y sastre, el oficio de su padre.

Posteriormente, el santo fue acusado por una mujer embarazada de ser el padre del hijo que esperaba; San Gerard guardó silencio y no intentó defenderse de las acusaciones de la mujer.

La actitud piadosa y silente del santo hizo reflexionar a la mujer quien se retractó y reiteró ante todos la integridad del santo.

De esta forma, San Gerard es considerado como el «Patrono de las embarazadas». También, fue reconocido entre los feligreses por su reputación de buen consejero por sus sólidos valores y recta moral, además de su caridad y generosidad entre los más necesitados.

Falleció en 1755 a causa de una tuberculosis. Fue canonizado el 11 de diciembre de 1904 por el Papa San Pío X.

O gran San Gerardo, amado sirviente de Jesucristo, perfecto imitador de tu Manso y Humilde Salvador, y devoto Hijo de la Madre de Dios: enciende en mi corazón una chispa de ese fuego celestial de caridad que brilló en tu corazón y te hizo un ángel de amor.

O glorioso San Gerardo, porque cuando fuiste falsamente acusado de crimen, sobrellevaste, como tu Divino Maestro, sin murmullos ni quejas, las calumnias de hombres malvados, has sido elevado por Dios como Patrón y Protector de las madres encinta.

Sálvame del peligro y de los excesivos dolores que acompañan el nacimiento del niño, y protege al niño que ahora llevo, que pueda ver la luz del día y recibir las aguas del bautismo a través de Jesucristo Nuestro Señor.

Amén