El 26 de setiembre de 1897 nace en Concesio, Lombardía (Italia), Giovanni Battista Enrico Antonio Maria Montini, un niño frágil pero inteligente perteneciente a una familia adinerada, a quien más tarde el mundo conocería como el Papa Pablo VI, el Papa peregrino.
Pablo VI desde pequeño estudió con los jesuítas cerca a su casa en Brescia y en 1916 ingresó al seminario, pero vivía con permiso de sus superiores en su casa ya que su salud era delicada.
El 29 de mayo de 1920 a la edad de 22 años es ordenado sacerdote y enviado a Roma para que estudie en las Universidades de Roma y la Gregoriana. A los dos años de llegar a la ciudad eterna, ingresó a la Academia Pontificia Eclesiástica para prepararse en la Diplomacia sin dejar sus estudios de Derecho canónico en la Universidad Gregoriana.
Al año siguiente se convierte en adjunto de la Nunciatura de Warsaw (Polonia) pero debido al clima invernal del país que afectaba su salud, es mandado nuevamente a Roma al año de haber llegado al país polaco, es decir, en 1924.
En Roma fue asignado a la oficina de la Secretaría de Estado, en donde permaneció por 30 años. Fue además nombrado Capellán de la Federación de los Estudiantes de la Universidad Católica Italiana y enseñó en la Academia Pontificia Eclesiástica.
El entonces Padre Montini, durante la Segunda Guerra Mundial era responsable de organizar la atención y el socorro a los refugiados políticos. El 1 de noviembre de 1954 a la edad de 57 años, fue nombrado Arzobispo de Milano siendo ordenado Obispo el 12 de diciembre del mismo año y el 15 de diciembre de 1958, San Juan XXIII lo nombró Cardenal.
Durante el tiempo que estuvo designado en Milano, su apostolado se distinguió por estar cercano a la clase trabajadora, siendo incluso llamado el “Arzobispo de los trabajadores”, de esta manera dió un nuevo impulso a la diócesis predicando el mensaje social del Evangelio.
A su vez promovió la educación católica y ayudó a la prensa católica. Su labor pastoral era tan conocida que llamó la atención del mundo entero.
En 1963, al morir San Juan XXIII, el entonces Cardenal Montini fue elegido el 21 de Junio de ese año, Pontífice de la Iglesia Católica tomando el nombre de Pablo VI, diciendo al mundo que continuaría con la labor de su predecesor.
Los años de su pontificado no fueron sencillos, ya que existía conflicto entre la primacía del Papa y el Colegio Episcopal, de la misma manera a pesar de los diferentes acontecimientos con temas controversiales siempre defendió el “depósito de la fe”.
Pablo VI estableció el 14 de setiembre de 1965 el Sínodo de Obispos y de los Padres Conciliares y algunos de los temas para discutir en las reuniones fueron reservados para él.
El 24 de junio de 1967 trató el tema del celibato en una encíclica y el 24 de julio de 1968 escribió en su última encíclica, Humanae Vitae, sobre la regulación de la natalidad. Ambos fueron temas controversiales durante su pontificado.
A Pablo VI se le recuerda como un hombre brillante y profundamente espiritual, humilde, reservado y gentil, un hombre de “infinita cortesía”. Ha sido el primer Papa en visitar los cinco continentes. Su destacado pensamiento se ve reflejado en sus mensajes, cartas, discursos pronunciados entre otros.
Es además recordado por fomentar los diálogos ecuménicos. En la historia de la Iglesia ha dejado huella con tantas acciones, como su exitosa conclusión del Concilio Vaticano II, así como su rigurosa reforma de la Curia Romana, el discurso ante la Organización de las naciones Unidas en 1965.
También entre sus escritos tenemos su encíclica Populorium Progressio de 1967 y en 1971 está su carta de carácter social, Octogesima Adveniens, y su Exhortación apostólica, Evangelii Nuntiandi.
El Papa Pablo VI murió, el día que se celebra la Fiesta de la Transfiguración del Señor, el 6 de agosto de 1978.
El 11 de mayo de 1993, en tiempos de San Juan Pablo II, dieron inicio al proceso diocesano de beatificación del Siervo de Dios Pablo VI y el 20 de diciembre de 2012 publicaron el decreto de la Congregación de las causas de los santos, que reconocen sus virtudes heroicas reconocidas por el entonces Papa Benedicto XVI, hoy Sumo Pontífice Emérito.
El Papa Francisco aprobó en mayo del 2014 su beatificación y la ceremonia se llevó a cabo el 19 de octubre del mismo año en el Vaticano, y contó con la presencia de Benedicto XVI.
Credo de los Apóstoles
Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.
Credo de Nicea – Constantinopla (Credo Largo)
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros lo hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
EL MILAGRO
La milagrosa curación dentro del vientre de su madre
El evento ocurrió en Florida, Estados Unidos, en el año 2001 y su protagonista es un niño que, en la semana 24 del embarazo, se encontraba en un estado crítico. Exámenes médicos habían revelado la ruptura de la vejiga, con ascitis –presencia de líquido en el abdomen–, y de oligohidramnios –ausencia de líquido en el saco amniótico–. Todo intento terapéutico resultó ineficaz para resolver su situación.
El diagnóstico fue severo. Era muy probable que el niño muriera dentro del útero o que naciera con una insuficiencia renal grave. El ginecólogo ofreció a la madre gestante la opción de abortar, pero la mujer no aceptó la propuesta.
Siguiendo el consejo de una religiosa de la Caridad de Santa de María Bambina, que habían conocido al Papa Pablo VI, la abuela del niño colocó en el vientre de la madre una imagen del Pontífice con una reliquia e invocó la intercesión. Después de este evento las oraciones dirigidas al Pontífice se sucedieron en comunidad, primero en familia, y después en la parroquia.
A las 34 semanas de embarazo, nuevos análisis demostraron que el cuadro clínico del niño había mejorado y en el momento del nacimiento –un parto por cesárea en las 39 semanas–, el bebé demostró buenas condiciones y fue capaz de respirar y llorar.
“Fue un milagro en consonancia con el magisterio del Papa Pablo VI y la defensa de la vida, y muy interesante –continuó el P. Marrazzo-, porque nos dice que Dios nos protege desde el seno materno, desde el momento en que la vida comienza. Para Dios la vida humana es un valor no manipulable, no desechable, es un valor, porque Dios nos da un valor”.
En efecto, el Papa Montini pasará a la historia entre muchas cosas por escribir la Humanae Vitae, la visionaria encíclica sobre la defensa de la vida y la familia. El menor, del que se reserva su nombre y ubicación exacta por motivos de privacidad, ha sido seguido en el curso de los años por médicos expertos y ha demostrado un correcto desarrollo psicofísico y un funcionamiento normal de sus funciones renales.
El 12 de diciembre de 2013 la consulta médica de la Congregación para las Causas de los Santos confirmó por unanimidad la curación inexplicable, mientras que el 18 de febrero el Congreso de teólogos de dicha congregación reconoció unánimemente la intercesión del Papa Pablo VI.
Otras gracias atribuidas a Pablo VI
El P. Antonio Marrazzo, postulador de la Causa de Canonización del Papa Pablo VI aseguró en mayo de 2014 a ACI Prensa que el Papa Pablo VI sigue intercediendo por muchas gracias asociadas a problemas familiares y de salud, y los partes siguen llegando desde todas partes del mundo, especialmente desde la zona cercana a Concesio, Brescia, la casa donde nació el Papa Montini.
“Podemos decir que Pablo VI continua su magisterio diario desde el cielo, la causa se está avanzando de manera correcta, pero no hay que olvidar que es Dios quien hace el milagro, no los santos, ellos son los que interceden ante Dios”, concluyó.
Oración por la Paz del Papa Pablo VI
Señor, Dios de la paz, Tu que creaste a los hombres para ser herederos de tu gloria. Te bendecimos y agradecemos porque nos enviaste a Jesús, tu hijo muy amado. Tu hiciste de Él, en el misterio de su Pascua, el realizador de nuestra salvación, la fuente de toda paz, el lazo de toda fraternidad. Te agradecemos por los deseos, esfuerzos y realizaciones que tu Espíritu de paz suscitó en nuestros días, para sustituir el odio por el amor, la desconfianza por la comprensión, la indiferencia por la solidaridad.
Abre todavía mas nuestro espíritu y nuestro corazón para las exigencias concretas del amor a todos nuestros hermanos, para que seamos, cada vez mas, artífices de la PAZ. Acuérdate, oh Padre, de todos los que luchan, sufren y mueren para el nacimiento de un mundo mas fraterno. Que para los hombres de todas las razas y lenguas venga tu Reino de justicia, paz y amor. Amen.