La Iglesia conmemora también el día de San Tiranio, obispo de Tiro, que había presenciado el triunfo de los mártires y los había alentado, pero seis años después, lo tomaron preso y lo condujeron junto con San Cenobio de Tiro a Antioquía.
Cenobio era médico y sacerdote de la ciudad de Sidón. Tiranio fue arrojado al río Orantes, tras haber sufrido crueles torturas, mientras que Cenobio murió en el potro. Asimismo, varios cristianos egipcios que se habían establecido en Palestina y otros en Tiro, dieron pruebas de su paciencia y de su constancia en la fe.
Después de haber sido golpeados innumerables veces, cosa que soportaron con gran paciencia, fueron arrojados a los leopardos, osos salvajes, jabalíes y toros.
Pero cuando las fieras aparecieron en la arena, en vez de devorar o destrozar a los mártires, se mantuvieron a distancia de ellos, sin tocarlos, y se volvieron contra los domadores y cuantos se hallaban cerca.