A partir del siglo XVI, la «Santa Casa de Loreto» que se encuentra en la región italiana de la Marca de Ancona, ha sido un concurrido centro de peregrinación y una instancia de oración de famosos santos como San Franciso Javier, San Francisco de Borja, San Carlos Borromeo, San Luis Gonzaga, y muchos otros más, que dieron devoción de un santuario mariano muy amado en el occidente.

Pese a que la milagrosa traslación de la casa de Nazaret a Loreto no tiene ninguna prueba histórica, existen sólidas bases de esta devoción mariana. En 1470, una bula emitida por el Papa Pablo II, autorizaba la conmemoración de una imagen de la Santísima Virgen transportada por los ángeles a Loreto, dentro de un edificio sin cimientos, «milagrosamente fundado».

Hacia 1472, uno de los rectores del templo de Loreto relató sobre la forma en que la «Santa Casa de Nazaret» llegó a las cercanías de Fiume y después, a Loreto. De acuerdo con todos los relatos escritos, la bendita construcción debe haber llegado a las cercanías de Fiume en 1291 y a Loreto en 1294.

Causa extrañeza a los investigadores el absoluto silencio sobre el suceso a lo largo de los siglos XIV y XV, pero sobre todo, que en una bula con fecha de 1320, relacionada con Loreto, no se hable para nada de la traslación. Tampoco en oriente aparece mención alguna sobre la «Santa Casa de Narazet» antes del siglo VI.

Sin embargo, hay testimonios auténticos, que datan de los años 1193, 1194 y 1285, de que existía en Loreto una iglesia dedicada a Nuestra Señora.

Es posible que los católicos servios que huían de la persecución a fines del siglo XIII, transportasen hasta Loreto, donde se refugiaron, una estatua de la Virgen María, y no se puede descartar la probabilidad de que ellos mismos construyesen para proteger a su imagen, una casa a la que pusieron el nombre de Nazaret, de la misma manera que, en nuestros días, se han construido en todas partes grutas de Lourdes.

FUENTE ACIPRENSA