Francisco fue un hombre de fe, que en todas las empresas que emprendió y especialmente aquellas que le fueron más dificultosas, nunca perdió la fe, antes bien, fue la misma la que lo sostuvo y animó en la contrariedad o ante la incomprensión de los demás. Así da testimonio la nota necrológica escrita en El Ermitaño: “Quién sino un apóstol se halla revestido de esa fe inquebrantable, de esa grandeza de alma que mostró siempre el P. Palau en las luchas sin tregua que tuvo que sostener

Nació en Aytona (Lérida) el 29 de Diciembre de 1811, de familia pobre pero muy cristiana.

En 1828 ingresó en el seminario de Lérida, donde estudió filosofía y teología durante cuatro años.

El 14 de Noviembre de 1832 vistió el hábito de carmelita teresiano en Barcelona, donde profesó el 15 de Noviembre de 1833.

En 1835 incendiaron el convento de Barcelona, donde él vivía, y el 2 de Abril de 1836 se ordenaba sacerdote. Se entregó de lleno al apostolado y a la oración. Vivió doce años exiliado en Francia (1840-1851) y vuelto a España, se le confinó injustamente a Ibiza (1854-1860).

En la soledad del Vedrá -majestuoso islote frente a Ibiza- vive las vicisitudes de la Iglesia inmerso en su Misterio.

En Baleares funda en 1860 las dos congregaciones religiosas: Hermanas y Hermanos Carmelitas Terciarios de la Virgen del Carmen.

La reina Isabel II interviene para que regrese a España, donde organiza su intenso apostolado. Ha medido sus fuerzas con todos los obstáculos y cuenta con la gracia para ganar todas las batallas que le presente el enemigo.

Dotado por Dios con el don de profecía y milagros, tuvo que soportar varias denuncias y juicios por las numerosas curaciones que hacía sin ser facultativo. En varias ocasiones practicó los exorcismos con el más cumplido éxito.

Predica misiones populares en las islas y en la península, extendiendo la devoción mañana a su paso. Viaja a Roma en 1866 y de nuevo en 1870 para presentar sus preocupaciones sobre el exorcistado al papa y a los Padres del Concilio Vaticano I.

Muere en Tarragona el 20 de Marzo de 1872 a sus 61 años de edad. Es entonces, que las Hermanas se dividen en Carmelitas Misioneras Teresianas y en Carmelitas Misioneras, quienes encarnan su espíritu y hacen que el Padre Palau siga aún hoy vivo en sus hijas. Posteriormente durante la guerra civil española (1936-1939), desaparece la rama masculina de los Hermanos Carmelitas.

El 24 de Abril de 1988 es beatificado por el papa Juan Pablo II.

Su fiesta la celebramos el 7 de noviembre.

¡Oh Señor!, Tú elegiste al Beato Francisco Palau, para proclamar ante los hombres el gran Misterio de la Iglesia Santa. Vivió entregado al servicio de los hermanos, extendiendo entre los hombres el mensaje del Evangelio y promoviendo entre ellos la conciencia viva de su participación en el Cuerpo Místico de Cristo.

Te pedimos, Señor, que su glorificación por la Iglesia sirva para que todos los hombres se sientan cada vez más unidos en el único pueblo de Dios. Concédenos también por su intercesión, la gracia especial que ahora te pedimos. Amén.

FUENTE ACIPRENSA